En mi último viaje de Barcelona a Madrid, me he leído esta corta novela escrita en la Italia del siglo XIX es un clásico de la literatura transalpina. Con un tono alegre y jocoso a la par que melodramático e inocente nos cuenta la juventud de Denza, una guapa chica casadera que anhela encontrar a su príncipe azul. Sin embargo, este joven resulta ser un grande y gordo heredero al cual los sueños y fantasías de Denza no hacen ascos sin mayor interés que el puramente romántico.
Los flirteos y coqueteos amorosos entre ambos ofrecen una sátira leve de los matrimonios de provincias, es decir, de conveniencia que tramitaban los padres de las novias.
Me gustaría destacar el posfacio de Natalia Ginzburg, en el que nos describe la influencia que tuvo esta novela desde muy joven.
Es una novela entretenida, con una narración sencilla pero muy cuidada.
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