La escristora nos brinda una novela profunda, ambiciosa, con la que ha sabido meterse en la piel de la protagonista de una manera íntima. Pensamientos y actuaciones que se plantea el personaje invitan a la reflexión.
Podríamos decir que técnicamente es muy buena, aun con saltos continuos en el tiempo, cambios de escenarios, no te pierdes y es muy fluida.
Os tengo que decir que esperaba otra cosa. No me ha acabado de enganchar la verdad.
Sinopsis
Estudiante de doctorado en neurociencia, Gifty explora la conducta en ratones para investigar el funcionamiento de los circuitos neuronales de la depresión y la adicción, dos enfermedades que han causado estragos entre sus seres más queridos: su hermano, Nana, era una promesa del atletismo que murió hace años a causa de una sobredosis de heroína tras una lesión de tobillo y la dependencia al OxyContin, mientras que su madre ha vuelto a caer en una depresión severa. Aunque Gifty está decidida a descubrir la base científica que anida en el sufrimiento familiar, se topa una y otra vez con la fe religiosa y los valores de la Iglesia evangelica que marcaron su infancia, un mundo cuya promesa de salvación sigue siendo tan tentadora como inalcanzable.