Shalev con mucho sentido del humor, describe los acontecimientos más corrientes y
cotidianos de los que van forjando el carácter de toda la familia. Frases, expresiones, refranes, etc., que pasan de una
generación a otra y que sólo los interesados saben darle un sentido
particular y único consiguiendo arrancar sonrisas incluso en los
momentos más difíciles, cuando el recuerdo se hace necesario. Muchos personajes y muchas anécdotas, todas ellas muy entrañables nos muestran la vida de los primeros colonos del estado de Israel.
La abuela Tonia es el foco
de la polémica por sus excentricidades y su afán por ser distinta, tiene no pocas
de estas manías y en sus expresiones está el origen de ese diccionario que
sigue alimentando a la familia. Se destaca su
obsesión por la limpieza, que condicionó la vida de la madre del autor hasta
límites insospechados. Esa obsesión, surrealista, se complica más al comprobar
que la vida familiar transcurre en una aldea agrícola repleta de animales y, lo
que es peor, de polvo por todos los lados.
Tonia, sin embargo, no renuncia a
tener la casa inmaculada, aunque eso suponga “cerrrar” algunas habitaciones,
obligue a complicados recorridos para entrar en la casa y reduzca la
convivencia a unos cuantos espacios especialmente habilitados para no ensuciar
nada.
Poniendo
como excusa una aspiradora, el autor presenta un retrato familiar, un
libro de memorias.
Me he reído bastante, tiene unos puntos de humor muy buenos.
2 comentarios:
Lo primero que me ha llamado la atención es el título, pero a continuación leyendo tu opinión creo que puede ser una historia muy original, curiosa y entretenida.
Un abrazo
Tiene su punto curioso y de humor... Un abrazo
Publicar un comentario