El libro está muy bien documentado, tan sólo tienes que irte a la bibliografía que ha utilizado la autora. Parte de los inicios de la Biblioteca de Alejandría y va contando la evolución en la elaboración de los libros, antes de la invención de la imprenta, se fija sobre todo en Grecia y en Roma, aunque también hay referencias a épocas anteriores a la helenística y a momentos posteriores a las invasiones de los bárbaros: desde el uso de tablillas, papiro, pergamino hasta la confección del papel.
Juega perfectamente con las distintas épocas, incluso incluyendo anécdotas y reflexiones personales.
Una delicia para todos los que tenemos esta magnífica afición.
Gracias, gracias, gracias Irene!!!
Si quieres conocer más a Irene Vallejo te recomiendo esta entrevista de La Vanguardia
Sinopsis
Este es un libro sobre la historia de los libros. Un recorrido por la
vida de ese fascinante artefacto que inventamos para que las palabras
pudieran viajar en el espacio y en el tiempo. La historia de su
fabricación, de todos los tipos que hemos ensayado a lo largo de casi
treinta siglos: libros de humo, de piedra, de arcilla, de juncos, de
seda, de piel, de árboles y, los últimos llegados, de plástico y luz.
Es,
además, un libro de viajes. Una ruta con escalas en los campos de
batalla de Alejandro y en la Villa de los Papiros bajo la erupción del
Vesubio, en los palacios de Cleopatra y en el escenario del crimen de
Hipatia, en las primeras librerías conocidas y en los talleres de copia
manuscrita, en las hogueras donde ardieron códices prohibidos, en el
gulag, en la biblioteca de Sarajevo y en el laberinto subterráneo de
Oxford en el año 2000. Un hilo que une a los clásicos con el vertiginoso
mundo contemporáneo, conectándolos con debates actuales: Aristófanes y
los procesos judiciales contra humoristas, Safo y la voz literaria de
las mujeres, Tito Livio y el fenómeno fan, Séneca y la posverdad…
Pero,
sobre todo, esta es una fabulosa aventura colectiva protagonizada por
miles de personas que, a lo largo del tiempo, han hecho posibles y han
protegido los libros: narradoras orales, escribas, iluminadores,
traductores, vendedores ambulantes, maestras, sabios, espías, rebeldes,
monjas, esclavos, aventureras… Lectores en paisajes de montaña y junto
al mar que ruge, en las capitales donde la energía se concentra y en
los enclaves más apartados donde el saber se refugia en tiempos de
caos. Gente común cuyos nombres en muchos casos no registra la
historia, esos salvadores de libros que son los auténticos
protagonistas de este ensayo.
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